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La revolución de la red eléctrica: cómo los superconductores transformarán la energía del mañana para una transición segura y eficiente

  • Foto del escritor: Tania Manso
    Tania Manso
  • 20 oct
  • 3 Min. de lectura
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Hoy en día, más de 3.000 gigavatios de proyectos de energías renovables esperan ser conectados a las redes en el mundo, un volumen colosal que ilustra la magnitud del desafío. La producción no es el problema: es el transporte de la electricidad lo que constituye el verdadero cuello de botella. Las infraestructuras envejecidas, concebidas hace varias décadas, tienen dificultades para absorber la explosión de las nuevas cargas ligadas a los vehículos eléctricos, las bombas de calor, el hidrógeno o los centros de datos. En Nueva York, por ejemplo, la red de cables de más de 50 años ya funciona a plena capacidad. Las modernizaciones clásicas requieren obras pesadas, costosas y complejas, sobre todo en zonas urbanas densas.

 

Paralelamente, las expectativas de fiabilidad, seguridad y sostenibilidad no dejan de crecer: limitación de cortes, reducción de interferencias electromagnéticas, reciclaje de equipos, disminución de emisiones de CO₂. A escala mundial, se deberán instalar o renovar 80 millones de kilómetros de cables de aquí a 2040. Ahora bien, los sistemas convencionales por sí solos no serán suficientes.


Los centros de datos hiperescalados aumentan esta presión. Su potencia, a veces superior a 5 GW, conlleva retos importantes en materia de distribución, gestión térmica y huella de carbono. Con el auge de la inteligencia artificial y la nube, estas infraestructuras se convierten en un eslabón crítico del sistema eléctrico mundial.

 

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Ante estas limitaciones, los cables superconductores de alta temperatura (HTS) aportan una respuesta revolucionaria. Enfriados con nitrógeno líquido (≈ -200 °C), eliminan toda resistencia eléctrica, suprimiendo así las pérdidas de transmisión (hasta un 10 % de la electricidad en Europa, es decir, 180 TWh al año). Los beneficios son múltiples:• Compacidad: sin generación de calor ni interferencias, requieren menos espacio y su integración en la ciudad es más sencilla.


Capacidad excepcional: un solo cable HTS puede transportar más de 3 GW, reduciendo las necesidades de circuitos y subestaciones.

Menor impacto medioambiental: obras reducidas, costes menores, mayor aceptación social.

Resiliencia aumentada: insensibles a las inclemencias y prácticamente sin campos parásitos, los HTS garantizan un suministro fiable.

 

Los limitadores de corriente de defecto superconductores (SFCL) complementan esta innovación. Invisibles en funcionamiento normal, se activan automáticamente en caso de defecto, protegiendo la red sin necesidad de control activo. Esta tecnología facilita la integración de múltiples fuentes descentralizadas y prepara el auge masivo de la electrificación (movilidad eléctrica, industrias, centros de datos).


La madurez tecnológica y las perspectivas económicas hacen que la adopción de los superconductores no solo sea posible, sino urgente. Actores industriales, como Nexans en Europa, ya desarrollan estas soluciones y participan en la normalización internacional. La cuestión ya no es si los superconductores transformarán las redes, sino a qué velocidad. Quienes adopten pronto esta tecnología se beneficiarán de una ventaja competitiva decisiva en términos de capacidad, fiabilidad y sostenibilidad.

 

En definitiva, los cables superconductores HTS constituyen una verdadera revolución energética, capaces de acompañar la transición hacia un futuro eléctrico seguro, eficiente y resiliente.


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FEGIME España S.A. es el grupo de distribución de material eléctrico líder indiscutible del mercado español. Y lo es por su cuota de mercado como por su cobertura geográfica, con más de 163 puntos de venta, 26 empresas asociadas en España y Andorra y con presencia en 24 países. En 2024, en España facturó un consolidado de 566 millones de euros en venta de material eléctrico, alcanzando una cuota de mercado del 11%

 

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